martes, 23 de agosto de 2011

Hipocresía






Hipocresía

Viven de hacer escarnio del encuentro interno,
mofas de lúcidos y buscadores de alquimias,
en un vano intento de menospreciar el sentir,
buscando con el complejo ajeno su influencia
e imponer así sus medias verdades condicionadas.

Buenas intenciones escondidas en corazón de lobo,
que los delata ansiosos de rebaños bien cercados
y asegurando de forma perenne su propio sustento,
mientras, nos alimentan con todo miedo y apremio,
con amenazas de infiernos donde sólo caben cielos
y negación de limbos donde ellos plantean avernos.

Caridad y amor al prójimo pregona a todo viento,
quién a su vez se aferra con todas sus fuerzas
al trono dorado cobijado por la gran cúpula,
púlpito de secretos encubiertos por sus ancestros.
Herencia de intereses escondidos tras el blanco.
Cortes de ángeles esgrimen como aguerrido ejército
mientras atesoran bienes especulados en el banco.

Ya ha llegado la hora de su fin y lo sufren en su sangre
no queda rastro de su ignominia en el llano que renace,
los ojos de su líder los delatan vacuos y sin remisión,
como calaveras depositadas en sus catacumbas,
vacías de esencia denunciando con su porte
la hipocresía del que vende luz apagando velas ajenas.


(Dedicado, no a la gente que cree y siente de verdad sus creencias, lo cual merece todo el respeto y aceptación, sino mas bien a los dirigentes de las confesiones religiosas que anteponen el interés material para mantener el poder, tanto el personal como el del colectivo que representan, ante la manifestación limpia, coherente de su esencia y sabiduría ancestral).